La historia se desarrolla mediante dos narraciones paralelas donde el personaje principal, a través de recuerdos nos ilustra cómo era la situación de las mujeres, antes y después de cambiar el orden establecido en la forma de gobernar.
Se narra como una madre fértil de nombre Defred, tras el cambio repentino del orden establecido, aparece recluida en el centro rojo, para la reproducción y preservación de la especie en Gilead.
El personaje principal Defred, al identificar que estaría conviviendo con otras mujeres, recuerda lo externado por su esposo, el cual le decía que no existía un equivalente de comportarse como hermana y de haberlo, le afirmaba de acuerdo con el latín, debía llamarse sororizar.
En la obra se identifican acciones de desigualdad, violencia: física, económica, psicológica y sexual al que eran sometidas las mujeres fértiles denominadas criadas.
Se hacen visibles las asimetrías de poder entre mujeres y cómo éstas normalizaron su actuar en una libertad alquilada, limitándolas en sus expectativas y proyecto de vida.